El gran monopolio empresarial que es "La Revolucion"
Por Victor Ariel González
Raúl Castro encabezó una reunión del Consejo de Estado donde se aprobó el marco regulatorio de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, en el que se contemplan diversas e importantes obras tanto en fase de diseño como de ejecución.
Este enclave está llamado a “convertirse en la principal puerta de entrada y salida del comercio exterior cubano”. En el reportaje, de sus declaraciones se indica que con la ya próxima apertura de sus recién finalizadas primeras instalaciones, “se estarán concretando las pasos iniciales de la construcción de una de las zonas industriales y de servicios más importantes para el futuro económico de Cuba”
El General es todo un empresario. A diferencia de su hermano, Raúl Castro no pierde demasiado tiempo en campañas ideológicas, no le gusta salir en televisión y es bastante parco al hablar. A él le preocupa más el dinero, lo que demostró con sus gestiones empresariales que comenzaron dentro de las Fuerzas Armadas hace décadas.
Es posible que el trabajo fundamental del actual presidente, en la economía cubana, sea la apropiación extensiva de esta por (sus) empresas militares. En los últimos años, las cadenas comerciales asociadas al MINFAR se han hecho más grandes.
Por eso ocupa sus fuerzas en un proyecto concreto como el de Mariel. Se sabe que este es un puerto ideal para el objetivo propuesto: trasiego de buques de gran calado e inserción de Cuba en el comercio marítimo local e internacional. Ya ha comprado a China 10 grandes barcos con este fin.
Lo otro, es que la utilización de los viejos muelles de La Habana es impracticable. Se requiere una restauración muy costosa, y aún con ésta, en la actualidad las especificaciones técnicas de buques cada vez más grandes exigen muelles totalmente distintos y un calado bastante mayor que el que puede ofrecer el canal de acceso de la bahía capitalina (alrededor de 12m de profundidad mínima, el dragado no tiene caso por la presencia del túnel de la bahía).
Con fortuna, este complejo será una entrada de divisas al país y un generador de empleos para nacionales; aunque una tajada abrumadoramente mayor se la llevará el gobierno, que no ofrece datos al público sobre el manejo de las finanzas. Todo el dinero lo manejan y manejarán quienes se han convertido en los grandes empresarios de Cuba, dueños de ese gran monopolio que es “La Revolución”.
Raúl Castro encabezó una reunión del Consejo de Estado donde se aprobó el marco regulatorio de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, en el que se contemplan diversas e importantes obras tanto en fase de diseño como de ejecución.
Este enclave está llamado a “convertirse en la principal puerta de entrada y salida del comercio exterior cubano”. En el reportaje, de sus declaraciones se indica que con la ya próxima apertura de sus recién finalizadas primeras instalaciones, “se estarán concretando las pasos iniciales de la construcción de una de las zonas industriales y de servicios más importantes para el futuro económico de Cuba”
El General es todo un empresario. A diferencia de su hermano, Raúl Castro no pierde demasiado tiempo en campañas ideológicas, no le gusta salir en televisión y es bastante parco al hablar. A él le preocupa más el dinero, lo que demostró con sus gestiones empresariales que comenzaron dentro de las Fuerzas Armadas hace décadas.
Es posible que el trabajo fundamental del actual presidente, en la economía cubana, sea la apropiación extensiva de esta por (sus) empresas militares. En los últimos años, las cadenas comerciales asociadas al MINFAR se han hecho más grandes.
Por eso ocupa sus fuerzas en un proyecto concreto como el de Mariel. Se sabe que este es un puerto ideal para el objetivo propuesto: trasiego de buques de gran calado e inserción de Cuba en el comercio marítimo local e internacional. Ya ha comprado a China 10 grandes barcos con este fin.
Lo otro, es que la utilización de los viejos muelles de La Habana es impracticable. Se requiere una restauración muy costosa, y aún con ésta, en la actualidad las especificaciones técnicas de buques cada vez más grandes exigen muelles totalmente distintos y un calado bastante mayor que el que puede ofrecer el canal de acceso de la bahía capitalina (alrededor de 12m de profundidad mínima, el dragado no tiene caso por la presencia del túnel de la bahía).
Con fortuna, este complejo será una entrada de divisas al país y un generador de empleos para nacionales; aunque una tajada abrumadoramente mayor se la llevará el gobierno, que no ofrece datos al público sobre el manejo de las finanzas. Todo el dinero lo manejan y manejarán quienes se han convertido en los grandes empresarios de Cuba, dueños de ese gran monopolio que es “La Revolución”.
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