miércoles, 24 de diciembre de 2014

Las pocas opciones que tenía Raúl Castro Raúl


Raúl se quedaba sin opciones; no tiene de otra, subirse al tren y abrirse a las inversiones, al comercio y al turismo estadounidense.

Los mandatarios Barack Obama y Raúl Castro acortan las 90 millas más largas de toda la historia, y comienza a derretirse el hielo en el Cubalibre. Histórica conversación que intenta poner fin a años de confrontación y acercar, o alejar, según el enfoque, el día en que los cubanos podamos al fin decidir nuestro destino.

La noticia fue acogida con satisfacción por varias personalidades. El viento de la cordialidad sopló tan fuerte en Suramérica que en menos de 24 horas, el grupo guerrillero FARC anunció cese al fuego unilaretal por un tiempo indefinido a partir del pasado 20 de diciembre.

De un lado de la balanza política, está el deseo que tenemos todos los cubanos de poder disfrutar un país libre de tiranos. Sueño que, en cierta medida, no hemos podido lograr por nuestra desunión, por la falta de estrategias y exceso de protagonismo. Del otro; es que al mejorar el clima bilateral entre ambas naciones enfrentadas, aislaba a una Rusia con problemas financieros, y cambiaba la relación de África y América Latina, especialmente de ciertos grupos extremistas y los países del ALBA para con los Estados Unidos.

No es secreto que el mapa energético mundial cambió, que el precio actual del petróleo dinamita la capacidad política de Venezuela, y con el mega proyecto del Mariel temblando por falta de inversionistas, Raúl se quedaba sin opciones; no tiene otra, subirse al tren y abrirse a las inversiones, al comercio y al turismo estadounidense.

En lógica reacción, el péndulo se inclinó hacia el acercamiento. Nos puede gustar o no, entiendo que las circunstancias y lo vivido por cada uno de nosotros definen la forma en que abordamos ciertas cosas; pero la realpolitik, la que se ocupa de los intereses prácticos y las acciones concretas, lamentablemente no pasa por Derechos Humanos ni partidismos ni libertades civiles.

Las imágenes han sido harto elocuentes; la condición física de los espías dista mucho a la de Allan Gross, incluyendo la atención estomatológica, que a todas luces en el sistema penitenciario cubano no existe.

¿Qué sigue?

El incremento del turismo y el comercio entre Estados Unidos y Cuba creará nuevas fuentes de ingreso que sin dudas beneficiarán a los cubanos de a pie, sobre todo aquellos que no tienen familiares en el exterior. Un nuevo brote de albañiles, jardineros, restauranteros, cantineros, arrendatarios, taxistas, etc. Pero en las circunstancias actuales, con los permisos de importación en manos de las empresas estatales; ningún cubano podrá mercadear productos para su negocio privado; ningún empresario del sector agropecuario podrá importar aperos de labranza, ni semillas de calidad para incrementar su producción, ni animales para pie de cría; ningún cuentapropista en el sector de la construcción o la minería, podrá importar ninguna maquinaria. Y eso no va a cambiar; al menos por ahora.

Se abrirán otras libertades, sí; pero veo poco probable que el general Raúl Castro permita aperturas políticas. Pronunció el discurso vestido de General desde su antigua oficina ubicada en el 4to piso del MINFAR. Imponente simbolismo.

El Gobierno luchará por mantener el control, aumentará la represión, los medios y recursos de sus fuerzas represivas.

No, no es el final del castrismo sino el comienzo de una etapa en la que todos los cubanos tendremos que aprender a volar usando nuestras propias alas.

Por Juan Juan Almeida

Martinoticias

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