miércoles, 22 de noviembre de 2017

Cuba puede seguir el camino de Zimbabue


Robert Mugabe, el anciano dictador de Zimbabue y amigo de Fidel Castro, ha sido obligado renunciar como jefe de gobierno. En las calles del país africano miles de ciudadanos bailan y cantan de alegría por lo que consideran su liberación de un régimen corrupto y tiránico que hundió a Zimbabue en la pobreza.  La historia de Mugabe es la funesta y frecuente mutación de un héroe convertido en el peor enemigo del pueblo. Bajo su mandato de 37 años, Mugabe reprimió brutalmente a la oposición democrática y su gobierno corrupto e incompetente llevó al pueblo a una situación económica desesperante.  

Algo similar a lo que han padecido los cubanos como consecuencia de la soberbia, los caprichos y la poco inteligente conducción de los asuntos públicos en Cuba por parte de Fidel y Raúl Castro.  Pero el último error de Mugabe fue intentar entronizar una dinastía familiar pretendiendo que su esposa fuese la próxima presidenta en unas elecciones amañadas como son las elecciones en las dictaduras, algo parecido a la decisión inconsulta de Fidel Castro de dejarle el poder a su hermano Raúl, un hombre incompetente y lleno de temores que tiene que defender el pasado del que forma parte, en lugar de proyectarse hacia el futuro.  Es lo que hacen las dinastías para proteger sus errores y privilegios, pasar el poder de un familiar a otro o a un incondicional. 

En Zimbabue ni el ejército nacional, ni su propio partido político, ni la población lo aceptaron. Cuba y Zimbabue parecen vidas paralelas.  Dos héroes transformados en dictadores que llevaron a sus países a la ruina dejando una estela de crímenes, abusos y malversación.  En Cuba el ejército, que no tiene por qué responsabilizarse de los fracasos del castrismo, podría convertirse en el héroe de una transición.  Hasta la Asamblea Nacional del Poder Popular podría apoyar en un acto de redención que tendría el respaldo del pueblo cubano. No tiene que haber violencia ni muertos sino la firme determinación de sacar del poder a los Castro y ponerlos a disposición de los tribunales.  

El CID, Cuba Independiente y Democrática, ha previsto este escenario desde el 2002 en el Proyecto de la Nueva República,  en que  los miembros de las fuerzas armadas y todas las demás organizaciones del actual régimen se unen a la oposición y al pueblo en un esfuerzo decisivo para darle al país un nuevo amanecer.


Editorial de La Nueva República, el semanario del CID en Cuba



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